Un moribundo hablando a otros moribundos

Lo impresionante de trabajar para Dios, es que siempre los primeros edificados, transformados, sanados, restaurados somos los que compartimos de Él. 
No hay nadie que no haya hablado de algo de Dios sin haber sido el primer enseñado. Esto pasa desde los apóstoles, Pablo habla en las cartas desde lo que él experimentó, desde lo que "sufría", es decir, terminó diciendo que tuvieras en cuenta lo que él había vivido y así enseñarlo a nosotros. 
Cuando en 2 Corintios 12,10 habla que en la debilidad fuerte es, no es porque se lo contaron, porque otro le dijo, es porque él lo aprendió, lo experimentó, lo vivió. Entonces, lo que nosotros vivimos, va a ser de bendición para otros cuando salgamos de eso. Seremos el mejor ejemplo de que en Dios todo pasará que tendremos más argumentos para decir que sí se puede. 
En el Salmo 119, he experimentado uno de los clamores más profundos de mi vida, y por eso, moribundo, le hablo, a quien se sienta moribundo, y que quiera sobrevivir, como yo lo quiero. Mira lo que dice: 

 119.146 Clamé con todo mi corazón; respóndeme, Jehová, Y guardaré tus estatutos. 

Tú sabes lo que es clamar, definitivamente no es pedir, es mucho más allá de eso, la carga semántica que lleva la palabra es que ella sola dice mucho más que solo pedir, clamar es decir a gritos que necesito algo, y fuera de eso dice que con todo su corazón, que expresión más hermosa manifestando que lo dice con todo su ser. Estimados moribundos, les digo que el clamor nos lleva a otro lugar como lo compartí en otro momento con Pedro, nos devuelve al lugar de seguridad, con Jesús. Sigue en el versículo 149: 

Oye mi voz conforme a tu misericordia; Oh Jehová, vivifícame conforme a tu juicio.

La misericordia es la que clamamos que nos oiga, no solamente que sea atento a Su oído, sino que la que oiga sea esa misericordia que es infinita, y que sobre todo nos vivifique. Anhelo que dejemos de ser moribundos, tener vida es otra historia a estar casi muerto. Nadie se que esté casi muerto sale a buscar sus sueños, nadie que se esté muriendo sale a ayudar a otros, definitivamente necesitamos ser vivificados.
En el 153 dice:

Mira mi aflicción, y líbrame, Porque de tu ley no me he olvidado
 
Clamar por libertad es reconocer que aún soy esclavo y que la necesito para poder seguir, y reconocer que no ha olvidado lo que Dios dice no es solo reconocer que no lo ha logrado vivir diferente, ser libre, sino que lo quiere lograr. 

Finalmente, en el versículo 154 dice:

Defiende mi causa, y redímeme; Vivifícame con tu palabra.

Pedir defensa es saber que los ataques siguen y que ya no es capaz de resisitirlos, pero que anhelamos redención, que todo llegue a ser como era antes, por eso es que dice que vivifique en Su palabra, con Su palabra. Dios nos ha dado maravillosas promesas y debemos ser capaces de salir adelante con todo esto por el poder de ella, por eso aunque esta batalla nos haya dejado casi muertos, al clamar a Dios estamos pidiendo que volvamos a recuperarnos, y que salgamos de nuevo al campo de batalla pero vivificados en Él. 

Es así que ya no los llamaré moribundos, sino vivificados, amados vivificados, Dios nos redimirá, nos dará vida de nuevo, y será más poderosa que antes. Les dejo una promesa que me dio hace mucho tiempo y que quiero que sea de bendición para ustedes:

Isaías 41,13 Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.






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